Josh Allen se convirtió en el mariscal con más touchdowns terrestres en la historia de la NFL, una marca que coronó con un acarreo de 8 yardas en Pittsburgh y que sirvió para encaminar el triunfo 26-7 de los Buffalo Bills sobre unos Steelers sin capacidad de reacción.
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Fue el touchdown número 76 por tierra en su carrera, suficiente para dejar atrás definitivamente a Cam Newton y reafirmar el impacto de Allen como doble amenaza. Ese acarreo en el último cuarto terminó de inclinar un duelo que los Bills ya controlaban desde las trincheras.
A partir de ese momento, Buffalo tomó control total. Aunque Allen sumó sólo un pase de anotación, la historia del partido la contaron James Cook, el ataque terrestre y la defensiva. Los Bills corrieron para 249 yardas, Cook aportó 144 y el equipo manejó el reloj durante casi 42 minutos, una fórmula que apagó cualquier intento de respuesta en el Acrisure Stadium.
Las condiciones de viento hicieron casi impracticable el juego por aire. Aun así, Allen completó 15 de 23, lanzó un envío de 3 yardas para Keon Coleman y terminó con 123 yardas, además de una intercepción. Su impacto llegó más por su movilidad y por el manejo del ritmo en una tarde donde lo fundamental era proteger el balón.
La jugada que partió el encuentro vino del otro lado del balón. En la primera acción del tercer cuarto, Joey Bosa golpeó a Aaron Rodgers, provocó un balón suelto, y Christian Benford lo devolvió 17 yardas hasta la zona de anotación. Esa acción transformó un 7-3 en contra en una ventaja inmediata y dejó a Pittsburgh tambaleando mientras Rodgers salía con la nariz ensangrentada.
Con Mason Rudolph entrando al campo, los Steelers se metieron en más problemas. Un pase desviado terminó en otra intercepción capturada por Benford, y Buffalo convirtió esa oportunidad en una serie de 56 yardas en ocho jugadas que cerró con un envío de Allen a Coleman en cuarta oportunidad, una decisión agresiva que terminó por sentenciar el duelo.
Rodgers regresó, pero nunca estuvo cómodo. Finalizó 10 de 21, para 117 yardas, en un partido donde Pittsburgh (6-6) fue abucheado y sumó su quinta derrota en los últimos siete juegos, aunque permanece empatado con Baltimore en la cima de la AFC Norte, con dos enfrentamientos directos aún en el calendario.
Buffalo, en cambio, reencontró su identidad. El equipo mantiene vivas sus opciones de alcanzar a New England en la cima del Este, y la combinación de un ataque terrestre dominante, una defensiva oportunista y un Allen que sigue ampliando su legado pinta un cierre de temporada favorable para los Bills.


