El juego durante los primeros años de vida no es solo una forma de entretenimiento: es una herramienta clave para el desarrollo cognitivo, social y emocional de los niños. Alrededor de los dos años, niñas y niños atraviesan una etapa de rápido crecimiento cerebral, aprendizaje simbólico y exploración activa del entorno, por lo que la elección de juguetes adecuados cobra especial relevancia.
De acuerdo con investigaciones en desarrollo infantil, el tipo de juguetes que se ofrecen a un niño debe considerar su edad y etapa evolutiva, ya que cada objeto estimula habilidades distintas. Elegir juguetes apropiados no solo favorece el aprendizaje, sino que también puede prevenir riesgos y apoyar un desarrollo integral.
Diversos estudios han descrito el juego como una de las principales fuentes de desarrollo en la infancia temprana. Investigaciones citadas por la National Library of Medicine (NLM) señalan que jugar permite a los niños explorar, experimentar y comprender el mundo que los rodea, además de fortalecer habilidades motoras, cognitivas y sociales.
El psicólogo Jean Piaget propuso que durante los primeros años de vida los niños transitan por diferentes etapas del juego. En el caso de los niños de dos años, predomina el juego sensoriomotor y comienza a consolidarse el juego simbólico, en el que los objetos representan elementos de la vida real. Por ejemplo, una cuchara puede convertirse en un micrófono o una muñeca en un “bebé” al que cuidar.
Esta forma de juego no es casual: permite al niño imitar, imaginar y procesar experiencias cotidianas, sentando las bases del lenguaje, la regulación emocional y la interacción social.
Alrededor de los dos años, los niños muestran avances significativos en distintas áreas. Desde el punto de vista motor, mejoran la coordinación, el equilibrio y la motricidad fina. En el plano cognitivo, comienzan a resolver problemas sencillos, reconocer formas y colores, y comprender relaciones de causa y efecto. Socialmente, empiezan a imitar conductas, a compartir de manera incipiente y a expresar emociones con mayor claridad.
Según la NLM, la complejidad del juego en esta etapa no depende únicamente de la edad, sino también de la categoría del juguete. Es decir, un mismo niño puede jugar de manera más simple o más elaborada dependiendo del tipo de objeto con el que interactúe.
Elegir juguetes acordes a la edad es relevante no solo para el aprendizaje, sino también para la seguridad. Investigaciones en desarrollo infantil subrayan que comprender cómo juegan los niños con distintos juguetes ayuda a padres, cuidadores y fabricantes a identificar riesgos potenciales y a diseñar productos adecuados para su etapa.
Los especialistas coinciden en que un juguete demasiado avanzado puede generar frustración o desinterés, mientras que uno muy básico puede limitar el desarrollo de nuevas habilidades. El equilibrio está en ofrecer opciones que representen un reto alcanzable para el niño.
De acuerdo con UNICEF, el periodo que va desde el nacimiento hasta el inicio de la educación escolar es una ventana única para el desarrollo cerebral. Durante esta etapa, el cerebro forma conexiones neuronales a una velocidad extraordinaria, que no volverá a repetirse en otras etapas de la vida.
El organismo internacional señala que se generan entre 700 y 1,000 conexiones neuronales por segundo, lo que influye de forma directa en la capacidad futura de aprender, resolver problemas y relacionarse con otros. Por ello, los estímulos de calidad, entre ellos el juego, tienen un impacto duradero.
Incluso, estudios de largo plazo citados por UNICEF muestran que niños que recibieron estimulación temprana adecuada tuvieron mejores oportunidades económicas y educativas en la vida adulta, lo que refuerza la importancia de favorecer entornos enriquecidos desde los primeros años.
Aunque la variedad de juguetes disponibles es amplia, los especialistas coinciden en que, a esta edad, ciertas categorías favorecen mejor el desarrollo integral:
Más allá del objeto en sí, los especialistas destacan que la interacción del adulto con el niño durante el juego potencia los beneficios del aprendizaje. El acompañamiento, el diálogo y la observación permiten identificar intereses, reforzar habilidades y brindar seguridad emocional.
En la etapa de los dos años, el juego no es un lujo ni una simple distracción, sino un elemento central del desarrollo infantil. Elegir juguetes adecuados, seguros y acordes a la edad contribuye a que los niños exploren el mundo, desarrollen su autonomía y construyan las bases de su aprendizaje futuro.

