Sin maquillaje / [email protected] / 13 de diciembre de 2025

¿SE PUEDE OLER?

¿De verdad se puede oler si alguien está enfermo?

R. Con experiencia le comparto como cuando al entrar a un gimnasio se percibe de inmediato una pared de olores intensos, producto del sudor acumulado de corredores y levantadores de pesas, ya que los seres humanos desprenden olor, y no sólo el sudor del ejercicio lo provoca. Los olores corporales surgen principalmente de las secreciones de las glándulas de la piel que, al mezclarse con bacterias, generan compuestos volátiles.

También pueden provenir del aliento, la orina, incluso la sangre. Estos olores cambian según reacciones físicas como el ejercicio o el miedo, pero también varían por edad, sexo, dieta y estado de salud.

Por ello, un cambio en el olor corporal, especialmente hacia lo desagradable, puede indicar enfermedad. Basta recordar cómo huele el cuerpo durante una gripe fuerte o un resfriado. Investigadores han demostrado que algunas personas pueden detectar enfermedades por el olor. En un estudio, voluntarios recibieron una sustancia que activa el sistema inmune y otros un placebo. Un panel de participantes olió las camisetas usadas y señaló como más desagradables las de quienes estaban “enfermos”.

Las enfermedades de corto plazo, pero también las crónicas, pueden alterar el olor. Problemas hepáticos o renales generan un aroma similar al cloro, la diabetes puede dar un olor afrutado, y otras condiciones como gota, hipertiroidismo o menopausia también cambian el olor corporal.

LA EVOLUCIÓN

Si la evolución es real, ¿por qué no está ocurriendo ahora? Un antropólogo explica que los humanos en realidad todavía están evolucionando.

R. Entendamos y, aunque a veces no parece, los humanos siguen evolucionando, pero el proceso puede ser difícil de ver porque sucede lentamente a lo largo de generaciones y a menudo implica cambios genéticos que no son inmediatamente visibles. La evolución se define como un cambio en la frecuencia de variantes genéticas en las poblaciones a lo largo del tiempo, y esto continúa en los humanos debido a varios mecanismos evolutivos como la selección natural, la deriva genética, el flujo génico y la mutación.

La evolución humana moderna puede parecer diferente a la del pasado porque los avances culturales y tecnológicos han cambiado nuestro entorno y las presiones selectivas que enfrentamos. Por ejemplo, factores culturales influyen en quién se reproduce y cómo, lo que afecta las frecuencias genéticas. A pesar de la medicina y la tecnología modernas, que han reducido algunas presiones selectivas, no todas las presiones desaparecen y la reproducción y supervivencia todavía varían entre individuos.

Ejemplos recientes de cambios evolutivos en humanos incluyen la aparición de resistencia al paludismo ligada a variantes genéticas específicas en ciertas poblaciones. Otro ejemplo es la evolución en la tolerancia a la lactosa, que ha permitido a algunos grupos humanos digerir productos lácteos en la edad adulta, lo cual es una adaptación a culturas agrícolas con domesticación de animales. Además, el tamaño del cerebro humano muestra variaciones genéticas que también pueden estar sujetas a presiones evolutivas.