Martin Fierro de Streaming 2025Martin Fierro de Streaming 2025

La guerra del streaming cumple 100 años

2025/12/20 17:08

Enero de 1926, Soho de Londres. Un tipo flaco apunta una cámara primitiva a un muñeco. La elección no es estética, es práctica: Stooky Bill, el ahora célebre muñeco, no se mueve, no parpadea, no se queja de las grandes lámparas que le apuntan de frente. John Logie Baird -inventor escoces, ingeniero electrónico, hoy sería llamado “innovador”- necesita algo quieto para demostrar que una imagen puede viajar. La silueta del muñeco es borrosa, casi fantasmal, pero funciona: con esa transmisión, diez años antes que la BBC inicie la televisión industrial, nace el “streaming”. Nace la sociedad del espectáculo. Treinta líneas, cinco cuadros por segundo, un disco girando, una lámpara temblando. Un prodigio tecnológico.

Argenglob: la marca país en mutación

A días de 2026, la geopolítica de la transmisión de imágenes se disputa en pocos kilómetros de distancia: las colinas de Hollywood, en Los Angeles, cuna de los estudios cinematográficos; la ciudad de Los Gatos, sede de Netflix, y la ciudad de San Bruno, headquarters de YouTube, en pleno Silicon Valley, distrito tecnológico de impacto cultural mundial. Allí, la discusión sobre el precio y el comprador de Warner Bros. enfrenta al emblema de la producción de contenidos Paramount (que recientemente se desprendió de la operación local de Telefe, canal líder de TV abierta) y al gigante de la suscripción a servicios de streaming, Netflix. Intereses cruzados, acusaciones de posición dominante y una batalla de US$100.000 millones por quedarse con la empresa fundada a comienzos del siglo XX. Datos relevantes: los hermanos Albert, Sam y Jack Warner hicieron en 1907, una inversión tecnológica, un proyector usado, y luego fueron por la audiencia: comenzaron a proyectar películas para los mineros de su ciudad. Recién en 1923 armaron el estudio que se convirtió en uno de los cinco grandes. Fue el mismo año en el que famoso letrero se instaló en el Mont Lee. En tiempos analógicos, y de salas escasas con butacas limitadas, las películas podían generar ingresos mucho más allá de esa sala de Ohio. Mirémoslo con ojos del presente: una gran inversión tecnológica inicial, montar esos estudios imponentes frente a las colinas, que generaban ingresos por mucho tiempo…

La televisión, desde los años 50, convertida en una máquina masiva instalada en la mayoría de los hogares de las principales ciudades del mundo. El living familiar era el algoritmo. Durante dos décadas, el modelo fue perfecto. Pocos canales, audiencias gigantes, tarifas altas, barreras de entrada enormes. La televisión fue, sin exagerar, el negocio cultural más rentable del siglo XX. Hasta que alguien propuso algo que parecía contraintuitivo: pagar por mirar. El cable también empieza como solución técnica, pero en los años 70 encuentra su modelo. En 1972, HBO lanza películas sin cortes ni publicidad. El cambio es sutil pero profundo: menos audiencia, más ingreso por usuario.

La disputa entre Paramount y Netflix por Warner puede definir el futuro de la industria audiovisual

Pero volvamos al futuro. Siglo XXI: Netflix comenzó como distribuidor de películas y series en sobres rojos y recién en 2007 lanzó su modelo de suscripción pago digital. Todo volvió a cambiar. Y muchos a imitarlo, desafiarlo. La guerra del streaming había comenzado.

Sin embargo, poco antes, en 2005 se crea YouTube y al año siguiente la compra Google. “Broadcast yourself” era el lema. El domingo pasado el fenómeno de los canales de YouTube argentinos coronó su popularidad con unos Premios Martin Fierro que más allá de egos y negocios, marcó un hito local. Convertido en la versión digital de la FM, irrumpió en el mapa mediático con un lenguaje sub 35 y una heterogeneidad que lo define. Una mezcla de marginados, marginales y exiliados del prime time de la TV, nepo-babies de la masividad de los 90 con modismos de las radios habladas post Rock & Pop y tono de talk-show y panelistas. Nuestra propia guerra del “streaming” se dirime así, y va de Luzuriaga a las esquinas con vidriera de Palermo, pasando por la casa “border” del Turco García y especialmente en la velada que podrá verse este sábado desde la cancha de Huracán consagrando el suceso de Luquitas Rodríguez y Paren La Mano: a las piñas. El caso es algo inédito en el mundo, y objeto de estudio e imitación regional. “Así como en otros mercados se experimenta con microdramas, o películas de 45 minutos de duración, en la Argentina hay canales con programación, con alta capacidad de producción, gente experimentada y mucha creatividad. Es algo que ya se intenta replicar en América latina”, explicaba a LA NACION semanas atrás Daniela Guerra, responsable de entretenimiento de YouTube hispanoamérica.

La producción de Ofelia Fernández sobre ser joven y feliz en tiempos de redes sociales y el éxito de una transmisión del fondo del mar marcan el contraste. De la economía de la atención a la economía de la afinidad? Eso postulaba el analista Ben Shapiro para mostrar su escepticismo por el dinero que cuesta Warner Bros en un nuevo escenario de audiencias volátiles, atención fragmentada, algoritmos, bots y creaciones de inteligencia artificial que ocupan el lugar del aquel muñeco Stooky que será homenajeado en pocos días.

Ya en 1969, en la icónica revista Playboy, un académico canadiense, predicaba: “No me gusta decirle a la gente qué pienso que es bueno o malo acerca de los cambios sociales y psíquicos causados por los nuevos medios, pero si debo expresar mi reacción subjetiva mientras observo la reprimitivización de nuestra cultura, tendría que decir que la contemplo con total disgusto”, sostenía Marshall McLuhan sobre la era audiovisual pero con más vigencia en la era digital. “Aunque debo decir que sí veo la posibilidad de que surja una sociedad retribalizada, rica y creativa a partir de este período”. Esa revolución, si sucede, está siendo televisada.

Oportunidad de mercado
Logo de Lagrange
Precio de Lagrange(LA)
$0.31905
$0.31905$0.31905
+5.34%
USD
Gráfico de precios en vivo de Lagrange (LA)
Aviso legal: Los artículos republicados en este sitio provienen de plataformas públicas y se ofrecen únicamente con fines informativos. No reflejan necesariamente la opinión de MEXC. Todos los derechos pertenecen a los autores originales. Si consideras que algún contenido infringe derechos de terceros, comunícate a la dirección [email protected] para solicitar su eliminación. MEXC no garantiza la exactitud, la integridad ni la actualidad del contenido y no se responsabiliza por acciones tomadas en función de la información proporcionada. El contenido no constituye asesoría financiera, legal ni profesional, ni debe interpretarse como recomendación o respaldo por parte de MEXC.