El sedentarismo se consolidó como uno de los grandes problemas de salud en las sociedades modernas. Más de la mitad de la población no realiza ningún tipo de actividad física, según los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), una realidad que incrementa de forma directa el riesgo de enfermedad y la mortalidad por todas las causas.
Frente a este escenario, distintos especialistas en salud cardiovascular coinciden en la necesidad de moverse más, aunque no de cualquier manera. Caminar es, sin duda, una de las formas más accesibles de actividad física. Sin embargo, el cardiólogo Aurelio Rojas subrayó que no todo paseo puede considerarse ejercicio.
El especialista afirmó que “dar un paseo no es hacer ejercicio” si no se eleva mínimamente el nivel de exigencia. Según explicó, caminar como actividad deportiva implica hacerlo a un ritmo rápido, lo suficiente como para que el corazón se acelere y aparezca una ligera sensación de falta de aire.
“Cuando los pacientes caminan y me dicen que se fatigan, les digo que perfecto, que están andando muy bien”, señaló Rojas, insistiendo en que esa respuesta del cuerpo indica que el sistema cardiovascular está siendo estimulado.
El objetivo principal del ejercicio cardiovascular, según el cardiólogo, es lograr que el corazón bombee la sangre con mayor rapidez hacia los tejidos. Este proceso favorece una mayor captación de oxígeno por parte del organismo y mejora el consumo máximo de oxígeno, conocido como VO₂ máx.
Rojas destacó que este parámetro es uno de los más estrechamente relacionados con la longevidad. Por ello, defiende que el ejercicio cardiovascular no es opcional, sino una práctica necesaria para preservar la salud a largo plazo. “Cuanto mejor sea nuestro consumo de oxígeno, más años vamos a vivir y con una mayor calidad de vida”, explicó.
El especialista recalcó que el primer paso para combatir el sedentarismo es aumentar el movimiento diario de forma natural y, siempre que sea posible, con cierta intensidad. En este sentido, señaló que incluso pequeñas cantidades de actividad pueden generar beneficios medibles.
“Solo con 1000 pasos al día ya hay un 10 % de reducción en el riesgo de sufrir un evento cardiovascular”, afirmó Rojas, quien añade que este efecto es acumulativo. A medida que se incrementa la actividad diaria, los beneficios sobre la salud cardiovascular continúan aumentando.
Más allá del ejercicio aeróbico, Rojas insistió en la importancia de añadir entrenamiento de fuerza a la rutina semanal. Según explicó, los beneficios asociados a caminar o a otras actividades cardiovasculares se ven potenciados cuando se combinan con el trabajo muscular.
El cardiólogo recordó que el músculo es el principal órgano metabólico del cuerpo. Con el paso de los años, la masa muscular tiende a disminuir, un proceso que se acelera en personas inactivas o con problemas de salud. “El cuerpo comienza a consumir su propio músculo y esto ocurre de forma más precoz si no hay actividad física”, advirtió.
Por Jos Guerrero
